viernes, 26 de diciembre de 2014

"Maulladores", J. R. R. Tolkien


Los Maulladores viven en sus sombras
como tinta, húmedas y negras,
y lenta y suave su campana toca
cuando te devora la ciénaga.

La ciénaga te traga, si te atreves
a golpear, llamando a su puerta,
mientras miran las gárgolas, sonrientes,
y derraman aguas infectas.

Junto al podrido pantanal lodoso
lloran los sauces encorvados
y los cuervos se yerguen tenebrosos,
y en sus sueños siguen graznando.

Sobre los Montes Mercerros, por fatigoso camino,
donde son grises los árboles, en un valle enmohecido,
a la orilla de un estanque sin viento y marea, oscuro,
sin ver el sol ni la luna, hay Maulladores ocultos.

Los Maulladores moran en sus sótanos
húmedos, fríos y profundos,
y encerrados en ellos, cuentan oro
con solo un candil moribundo.

Mojada la pared, gotea el techo;
por sobre el suelo, sus pisadas
van suavemente, con un chapoteo,
furtivamente hacia la entrada.

Espían con malicia; van buscando
un hueco sus sensibles dedos,
y cuando han terminado, con un saco
se llevan y guardan tus huesos.

Sobre los Montes Mercerros, por la senda solitaria,
allende el pantano Sapio y la sombra de la araña,
por los árboles colgantes, cruzando la hierba de horca,
con Maulladores te encuentras, Maulladores te devoran.

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